En una reunión con los ministerios de trabajo y de empleo del G20 reunidos en China, Guy Ryder (OIT) ha sembrado preocupación por la sombría perspectiva de que el pobre crecimiento económico termine enquistándose.

Todos los países del G20 afrontan dificultades para atender a las aspiraciones de amplios sectores de su población activa, en especial, las de los jóvenes, dijo el Director General de la OIT ante una reunión ministerial sobre trabajo y empleo de los países del G20 celebrada en Beijing.

En su alocución ante los Ministros de Trabajo, Guy Ryder advirtió de que “la persistente lentitud del crecimiento, la desigualdad de los ingresos y la inseguridad en el mercado de trabajo repercuten en la demanda agregada mundial y podrían provocar en las empresas un círculo vicioso de malas expectativas comerciales de crecimiento del mercado, escasa inversión, crecimiento deficiente, e insuficiente recuperación en el mercado de trabajo.”

Ryder indicó que el promedio de crecimiento del PIB mundial ha rondado el 3,8 por ciento anual en el periodo de recuperación de la crisis de 2008, y que ese nivel es inferior a la tendencia registrada en los años previos a la crisis. En 2015, el crecimiento fue del 3,1 por ciento, y no se esperan mejoras para 2016 y 2017.

El Director General dijo que había una gran convergencia sobre la comprensión de los problemas que se plantean a las economías del mundo y del G20. Entre otros factores, citó las tendencias demográficas; los cambios tecnológicos; la prolongación de la globalización y la competencia cada vez mayor; la falta de correspondencia entre la oferta y la demanda de empleo; la persistencia de la pobreza; y la creciente desigualdad.

Pese a ser conscientes de la situación y a haber adoptado las consiguientes respuestas de política, “aumenta la inquietud por el riesgo de caer en la trampa del crecimiento lento”, añadió.

Según Ryder, el aumento tras la crisis del número de jóvenes que no trabajan, ni estudian, ni reciben formación (los ni-nis), salvo en algunas excepciones, sigue sin resolverse en la mayor parte de los países del G20. Indicó que las tasas varían desde un 30 por ciento o más en Turquía, India y Sudáfrica, aunque algunos países, como Japón y Alemania, han logrado reducirlas a menos del 10 por ciento.

Si bien la mayoría de las economías emergentes ha logrado rebajar la incidencia a largo plazo de la informalidad entre los jóvenes, hay indicios de estancamiento (Indonesia), o incluso de cambio en esta tendencia (Argentina, Brasil, Sudáfrica). El alcance del problema sigue siendo significativo en el caso de todas las economías emergentes, y varía desde poco más de una tercera parte de los jóvenes en Sudáfrica, hasta más del 60 por ciento en México, o incluso más en la India.

Ryder encomió los sistemas de educación, capacitación y apoyo a los jóvenes, proporcionados por muchos países, así como los destinados a mejorar las posibilidades de empleo.

El Director General tomó nota de que muchos países han adoptado medidas nuevas para promover la igualdad de género, como la reducción de las responsabilidades familiares asumidas por la mujer trabajadora, y el fomento del espíritu empresarial femenino, y dijo a los ministros que queda mucho por hacer para llegar a la meta del G20 de reducir en un 25 por ciento las disparidades de género en la representación para 2025.

También ha habido mejoras en muchas naciones respecto de la simplificación y clarificación de leyes y reglamentos en materia de seguridad y salud en el trabajo (SST), normalmente con el interés explícito de mejorar la SST en las PYME.

Ryder señaló que los países estaban aplicando una serie de políticas que incluían: medidas para aumentar la participación en la población activa; políticas activas del mercado de trabajo, como el desarrollo de competencias; mayor rendimiento e inclusividad del mercado de trabajo, para acelerar la transformación del empleo informal al formal; mejorar la calidad del empleo; y centrarse en la productividad y la competitividad de las PYME.

Subrayó que si se propiciaba un crecimiento más incluyente también se propiciaría la recuperación del ritmo de crecimiento. Por lo tanto, eran particularmente importantes las medidas para luchar contra la pobreza de los trabajadores; poner fin a la discriminación; reducir las disparidades salariales y de condiciones de trabajo; y mejorar la participación de los grupos infrarrepresentados.

El Director General de la OIT también celebró la iniciativa de los Ministros respecto de un conjunto equilibrado de recomendaciones para los líderes del G20, para acometer tanto los problemas inmediatos derivados de la lentitud del crecimiento económico, como el empleo en el marco de problemas estructurales a mediano y largo plazo.

Previamente Ryder ha encomiado el compromiso de los Ministros en lo que respecta al “diálogo social en materia de formación e implementación de buenas políticas ”. Esto fue manifestado en el mismo proceso del G20 a través de la participación de representantes de organizaciones de empleadores y sindicatos (B20 y L20), así como de algunos grupos de la sociedad civil en una consulta con los Ministros.

Fuente: OIT

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