Hicieron el experimento durante dos años con trabajadores que tienen la oportunidad de mantener su salario completo pese a la reducción del horario. Cuáles fueron los resultados y que opinan los protagonistas.

La enfermera asistente Emilie Telander, de 26 años, felicita a uno de sus pacientes de un hogar de ancianos en Svartedalen, Gotemburgo, cuando le sale un seis en el dado en un juego de Ludo.

Pero su sonrisa se desvanece cuando cuenta que su propia suerte se agotó a fines del año pasado, cuando tras 23 meses de turnos de seis horas, le comunicaron que regresaría a los de ocho.

«Siento que estoy más cansada que antes», dice lamentando el hecho de que ahora tiene menos tiempo en casa para cocinar o leer con su hija de 4 años.

«Durante la prueba, todo el personal tenía más energía y todo el mundo estaba feliz».

Telander es una de las cerca de 70 enfermeras asistentes que acortaron sus jornadas por el experimento, que contó con varias pruebas en distintas partes de Suecia y que incluyó una multiplicidad de empleadores, desde starts-ups a casas de reposo.

Diseñado para medir el bienestar en un sector al que le está costando reclutar suficiente personal para cuidar a la población cada vez más envejecida del país, se contrató a otras enfermeras para cubrir las horas de diferencia.

Los investigadores independientes del proyecto también estudiaron a empleados en un hogar de cuidado similar que continuó trabajando días regulares.

Su informe final se publicará el próximo mes, pero los datos publicados hasta el momento refuerzan firmemente los argumentos de Telander.

Durante los primeros 18 meses del ensayo, las enfermeras que trabajaron menos horas registraron menos licencia por enfermedad, reportaron mejores condiciones de salud y aumentaron su productividad,organizando un 85% más de actividades para sus pacientes, desde paseos por la naturaleza hasta karaokes.

Sin embargo, el proyecto también se enfrentó a duras críticas de aquellos preocupados porque los costos superaran a los beneficios.

Los opositores de centroderecha presentaron una moción pidiendo al Ayuntamiento de Gotemburgo que concluyera prematuramente la prueba, en mayo pasado, argumentando que era injusto continuar invirtiendo el dinero de los contribuyentes en un proyecto piloto que no era económicamente sostenible.

Salvado a último minuto, el ensayo logró mantenerse dentro del presupuesto, pero aún así le costó a la ciudad 1,3 millones de dólares.

«¿Podemos hacer esto en todo el municipio? La respuesta es no, es demasiado caro«, dice Daniel Bernmar, el concejal responsable de la atención de ancianos de Gotemburgo, del Partido de Izquierda.

Sin embargo, sostiene que el experimento sigue siendo «exitoso desde muchos puntos de vista»: creando empleos adicionales para 17 enfermeras en la ciudad, reduciendo los costos de cobertura por enfermedad y alimentando debates mundiales sobre la cultura laboral.

Lo más probable es que, a pesar de los resultados positivos de la jornada reducida en algunos sectores, el patrón de 40 horas permanezca en Suecia.

«En los últimos 10, 15 años ha habido mucha presión sobre las personas que trabajan más horas y esto es algo así como lo contrario».

Más pruebas
Sin embargo, mientras el equilibrio entre tener vida y trabajar es defendido por todo el espectro político en Suecia, las posibilidades de que el país nórdico recorte su semana estándar de 40 horas siguen siendo escasas.

A nivel nacional, el Partido de Izquierda es el único partido parlamentario a favor de acortar las horas básicas de trabajo, respaldado por sólo el 6% de los votantes en las últimas elecciones generales de Suecia.

Sin embargo, un grupo de otros municipios suecos están siguiendo los pasos de Gotemburgo, con ensayos financiados localmente dirigidos a otros grupos de empleados con altos niveles de ausencia por enfermedad y agotamiento, incluyendo trabajadores sociales y enfermeras de hospital.

Erik Gatenholm y Gabriel Peres consideraron que para su empresa trabajar menos horas era problemático.

También ha habido buenos resultados en programas pilotos del sector privado, con áreas como publicidad, consultoría, telecomunicaciones y empresas de tecnología entre los que prueban el concepto.

Sin embargo, otros han abandonado rápidamente la idea, según BBC Mundo.

«Realmente no creo que el día de seis horas encaje con un mundo emprendedor, o con el mundo de las starts-up», sostiene Erik Gatenholm, director ejecutivo de la compañía de biotintas de Gotemburgo.

Admite que probó el método en su equipo después de «leer sobre la tendencia en Facebook» y reflexionar sobre si podría ser innovador para el talento futuro.

Pero la firma abandonó el experimento en menos de un mes, después de los malos comentarios de los empleados.

«Pensé que sería muy divertido, pero era un poco estresante«, dice Gabriel Peres, empleado de la compañía.

«Es un proceso y se necesita tiempo, y cuando no tienes todo ese tiempo se siente un poco como hacerle el quite a las tareas de la escuela, cuando al final las cosas se te terminan acumulando».

Suecia todavía está investigando distintos patrones de jornada laboral.

Del otro lado del país, sus preocupaciones son compartidas por Aram Seddigh, quien recientemente completó su doctorado en el Instituto de Investigación de Estrés de la Universidad de Estocolmo y se dedica al estudio de los cambios en los patrones de trabajo.

«Creo que el día de trabajo de seis horas sería más efectivo en organizaciones -como los hospitales- donde trabajas durante seis horas y luego te vas del trabajo y regresas a casa», asegura el investigador.

«Puede ser menos efectivo para organizaciones donde los límites entre el trabajo y la vida privada no están tan claros«, sugiere.

«Este tipo de opciones podrían incluso aumentar los niveles de estrés, dado que los empleados podrían tratar de encajar todo el trabajo de ocho horas en seis. O, si son empleados de oficina, podrían llevarse el trabajo a casa».

Trabajo flexible
De vuelta en Gotemburgo, Bengt Lorentzon, investigador principal del experimento en la casa de reposo de Svartedalen, sostiene que el concepto de jornadas de seis horas también choca con la fuerte cultura de trabajo flexible promovida por muchas empresas suecas.

Mejorar tu vida laboral no pasa por cuán extendida es tu jornada, asegura Bengt Lorentzon a BBC Mundo.

«Muchas oficinas ya están trabajando casi como consultorías, no hay necesidad de que los gerentes tengan a todos sus empleados en la oficina al mismo tiempo, sólo quieren obtener resultados y la gente tiene que cumplir», dice.

«No creo que la primera pregunta se si se debe o no reducir las horas. La primera debería ser: ¿qué podemos hacer para mejorar el ambiente de trabajo? Tal vez cosas distintas funcionan mejor para diferentes grupos».

 

Fuente: iprofesional.com

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