Propuestas basadas en juegos, que apuntan a lo vivencial, se usan para distintos procesos que involucran a las áreas de RR.HH. ¿Cuáles son las razones que pronostican una tendencia exitosa?

El concepto del juego como vehículo de aprendizaje tiene una larga trayectoria entre las técnicas de capacitación. Y como jugando se aprende, distintas consultoras especializadas ofrecen productos diseñados sobre la base de lo lúdico para selección, evaluación y desarrollo de competencias.

Paty Wilensky y José Luis Zarit-zky fundaron en 2003 la consultora Pitágoras, que realiza capacitación a través de juegos. “Se trata de interpretar las necesidades de la empresa y diseñar o adaptar juegos para esas situaciones. Por ejemplo, como actividad de team building , desarrollamos una ‘fábrica de aviones’, armar avioncitos; eso despierta al niño interno y a partir de ahí se pueden ver muchas cosas: cliente externo e interno, diseño y venta de proyecto, funcionamiento de la línea de producción”, explica Wilensky.

Esto se sostiene sobre la concepción de que el aprendizaje se genera a partir de una vivencia, seguida de una reflexión: “Hay cosas que no se explican sino que se aprende viviéndolas. En el juego surgen preguntas: qué pasó, qué probé, qué podría haber hecho, qué hago habitualmente”, detalla la consultora.

“La gente juega como es: estrategias, liderazgos, modos de comunicación son los de la vida cotidiana, pero en un marco de distracción aparente, relajados, divirtiéndose, es más sencillo aprender herramientas y comportamientos nuevos “, agrega Zaritzky.

Clemencia González Silveyra, consultora de Whalecom, es experta en técnicas lúdicas para el aprendizaje: “El juego es constitutivo del ser humano, una manera de exploración que permite el desarrollo de la imaginación, la creatividad y la libertad, en un contexto de búsqueda de aprendizaje. Es un vehículo para cerrar la brecha entre comprender algo y pasarlo a la práctica”.

Su propuesta se basa en diseñar intervenciones lúdicas: contenidos teóricos que tienen que ser vehiculizados para que el aprendizaje suceda. “Por ejemplo, para el laboratorio Boeringher desarrollamos un juego de mesa, Divergame , para el abordaje de la diversidad cultural y generacional que incluye preguntas, debates, trabajo en equipo”, cuenta la consultora. A su juicio, las empresas están más abiertas a entender que las personas no aprenden por métodos tradicionales: “Los temas hay que pasarlos por el cuerpo, por la experiencia, especialmente si son espinosos”.

Sebastián Levin Zeitune y Alan Boryszanski son ingenieros y tuvieron la idea para su emprendimiento Merit en el curso de una entrevista: “Las entrevistas laborales son muy parecidas, se aplican tests tradicionales que suelen ser aburridos; se hacen preguntas para las que ya se sabe cuál es la respuesta correcta y no siempre se contesta lo que realmente se haría”.

Por eso pensaron en una aplicación que proveyera respuestas a un nivel más espontáneo e inconsciente. Así, sumaron al psicólogo Santiago Osorio para “traducir” tests psicométricos a un juego de computadora. El producto está pensado para empresas que reciben un gran volumen de curriculums y necesitan realizar una primera selección (por ejemplo, en convocatorias para jóvenes profesionales), aunque no elimina las instancias posteriores del proceso.

El juego evalúa eficiencia, liderazgo y toma de decisiones en función de una situación particular. “Es un juego situacional, estás en una cafetería, sos el gerente, tenés jefe, subordinados y pares; ocurren situaciones ante las que tenés que tomar decisiones y eso va armando un perfil de personalidad, un estilo de liderazgo según cómo te desenvolvés; dura de 6 a 8 minutos”, explica Levin Zeitune. En Merit están desarrollando tres juegos más: uno para razonamiento lógico, otro de negociación y otro de creatividad.

Carolina Duek, investigadora adjunta del Conicet y editora de la revista Lúdicamente , junto con Noelia Enriz, analiza desde una perspectiva crítica la utilización del concepto de lo lúdico: “Se trata de un juego útil, una apropiación del juego como práctica cultural por parte de diferentes instituciones, como la escuela o la empresa, orientado a desarrollar capacidades”.

Duek advierte sobre el hecho de que las actividades de capacitación lúdica van mucho más allá de una instancia de diversión entre compañeros de trabajo: “La utilización del juego, que es totalmente legítima, es una excusa para otras cosas que, si se plantearan de manera directa, no serían tan divertidas”.

Todos queremos jugar o divertirnos, afirma la investigadora, pero en ámbitos laborales las relaciones son verticales y “la apariencia de ludificación en algunos casos oculta la relación laboral, que aparece desplazada del discurso pero sigue presente”.

 

Fuente: www.ieco.clarin.com

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