Un nuevo informe de la OIT pone de relieve los enormes desafíos que las mujeres siguen enfrentando en encontrar y mantener puestos de trabajo decente en todo el mundo.

Millones de mujeres están perdiendo terreno en su búsqueda de la igualdad en el mundo del trabajo, según el nuevo informe,‘Mujeres en el trabajo: Tendencias 2016’, realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como parte de la Iniciativa del Centenario de la OIT sobre las mujeres en el trabajo .

Este informe, dado a conocer el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, concluye que las desigualdades entre mujeres y hombres persisten en un gran número de sectores del mercado de trabajo mundial. Además, el informe muestra que a lo largo de las dos últimas décadas, los importantes progresos alcanzados por las mujeres en la educación no se han traducido en mejoras comparables en su posición en el trabajo.

A nivel mundial, la disparidad de género en el empleo ha disminuido solo un 0,6% desde 1995, con una relación empleo-población en 2015 del 46% para las mujeres y casi del 72% para los hombres.

En 2015, un total de 586 millones de mujeres eran trabajadoras por cuenta propia o trabajadoras familiares no remuneradas. A escala mundial, la proporción de aquellos que trabajan en una empresa familiar (trabajadores familiares auxiliares) ha disminuido de manera significativa entre las mujeres (un 17% en los últimos 20 años) y en menor grado entre los hombres (un 8,1%). La disparidad de género en el trabajo familiar auxiliar se redujo a 11 puntos porcentuales.

Si bien el 52,1% de las mujeres y el 51,2% de los hombres en el mercado laboral son trabajadores asalariados, esto de por sí no garantiza una mejor calidad del empleo. A nivel mundial, el 38% de las mujeres y el 36% de los hombres en empleos asalariados no contribuyen con la protección social. La proporción para las mujeres alcanza el 63,2% en África Subsahariana y el 74,2% en Asia Meridional donde el trabajo informal es la forma de empleo dominante.

Las mujeres trabajan más horas

El informe de la OIT pone de relieve que las mujeres siguen trabajando un número mayor de horas al día que los hombres, tanto en el trabajo remunerado como en el no remunerado. En los países con altos y bajos ingresos, las mujeres realizan, en promedio, al menos dos veces y media más trabajo doméstico y de cuidado familiar que los hombres.

En las economías desarrolladas, las mujeres empleadas (bien sea por cuenta propia o en trabajo asalariado) trabajan 8 horas y 9 minutos en el trabajo remunerado y no remunerado, frente a 7 horas y 36 minutos de los hombres.

En las economías en desarrollo, las mujeres empleadas dedican 9 horas y 20 minutos al trabajo remunerado y no remunerado, mientras que los hombres dedican 8 horas y 7 minutos. El desequilibrio en la proporción del trabajo no remunerado limita la capacidad de las mujeres de incrementar sus horas de trabajo asalariado, formal y remunerado.

Como resultado, en todo el mundo, las mujeres que representan menos del 40% del empleo total, y constituyen el 57% de los que trabajan menos horas y a tiempo parcial.

Además, en los 100 países analizados por la OIT, más de una tercera parte de los hombres empleados (35,5%) y más de una cuarta parte de las mujeres empleadas (25,7%) trabajan más de 48 horas semanales. Esto repercute también sobre la distribución desigual entre mujeres y hombres del trabajo doméstico no remunerado.

La desventaja acumulada que enfrentan las mujeres en el mercado laboral tiene un impacto considerable en su futuro. En términos de pensiones, la cobertura (legal y efectiva) es inferior para las mujeres que para los hombres, produciendo una diferencia de género en la cobertura de la protección social. A nivel mundial, la proporción de mujeres que han superado la edad de jubilación y que reciben una pensión es, en promedio, un 10,6% inferior a la de los hombres.

A nivel mundial, las mujeres representan casi el 65% de las personas con derecho a pensión de vejez (60-65 o mayores según la legislación nacional en la mayoría de los países) sin ninguna pensión regular. Esto significa que 200 millones de mujeres de edad avanzada viven sin ningún ingreso regular proveniente de una pensión de vejez o de supervivencia, frente a 115 millones de hombres.

Alcanzar la igualdad para 2030

El tema de la OIT para el Día Internacional de la Mujer 2016, ‘Alcanzar la igualdad para 2030: el futuro ya está aquí’, refleja la urgencia de abordar estas desigualdades si se pretende realizar la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. Casi todos los objetivos de la Agenda tienen un componente de género.

El informe es, además, una contribución importante a la Iniciativa del Centenario de la OIT sobre las mujeres en el trabajo. La iniciativa representa el compromiso de los mandatarios de la OIT hacia la igualdad de género cuando se acerca el centenario de la OIT en 2019, y está orientada a identificar medidas innovadoras que podrían dar un nuevo ímpetu al trabajo de la OIT en materia de igualdad de género y no discriminación.

“Alcanzar la igualdad de género en el trabajo, en consonancia con la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, es una condición previa para la realización del desarrollo sostenible que no deje a nadie rezagado y garantice que el futuro del trabajo sea trabajo decente para todas las mujeres y hombres”, ha declarado Shauna Olney, Jefa del Servicio de Género, Igualdad y Diversidad de la OIT .

La Agenda 2030 constituye un consenso universal sobre la importancia crucial de la igualdad de género y su contribución al logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Más empleos -y empleos de calidad- para las mujeres, protección social universal y medidas dirigidas a reconocer, reducir y redistribuir las labores domésticas y el trabajo de cuidado no remunerado son indispensables para cumplir la nueva agenda transformadora.

Fuente: www.ilo.org

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