En la ardua búsqueda de conciliación entre el trabajo y la maternidad las mujeres  se enfrentan con estructuras desfavorables a ese equilibrio. Una recomendaciòn de lectura de dos autoras reconocidas en la materia

«No hay vuelta atrás» dicen Nuria Chinchilla y Consuelo León, autoras de «La ambición femenina. Cómo re-conciliar trabajo y familia», “y aunque es cierto que todo está cambiando, no todo está resuelto”. Principalmente, no está bien resuelto para la mujer cómo conciliar la maternidad y la vida familiar con el trabajo sin renunciar, en ningún caso, a su condición de mujer. De este problema, de cómo encajar de forma satisfactoria la maternidad en la empresa buscando vías y soluciones alternativas, y de cómo lo viven mujeres de carne y hueso (el texto recoge un gran número de testimonios de mujeres, todas ellas con cargos de responsabilidad) trata este libro que ya en su introducción aclara cuál es la meta a conseguir: “Asegurar un contexto de libertad para que cada familia y cada mujer puedan elegir”. Y es que el 60% de las mujeres ambiciona compatibilizar trabajo y familia. Otro 20% opta en exclusiva por su familia y el 20% restante, por su trabajo.

Ser mujer en el siglo XXI

“Nuestro tiempo es el tiempo de las mujeres”, dicen las autoras. Es en el siglo XX cuando se producen los cambios más importantes: derecho al voto, la entrada de las mujeres en la universidad, su implicación en el mundo laboral. Una vez logrados estos avances, se produce un paréntesis hasta los años sesenta. Entonces llega una segunda oleada conocida como “feminismo revolucionario”, el movimiento que clama por la liberación de la mujer. Finalmente, a mediados de los años 70 surge como reacción, el Neofeminismo que pretende la revalorización de la maternidad y la familia, reconociendo además que la diversidad y complementariedad varón-mujer en el ámbito afectivo y laboral no es en absoluto contradictorio con la igualdad legal. “Sólo si tenemos clara la igualdad en la diferencia, seremos capaces de ver el mundo con la verdadera visión global, la de ambos: varón y mujer y por tanto de redefinir los roles familiares, reparto de tareas, diseño del mundo laboral y aceptación de los cambios sociales que esto supone (…) Paradójicamente, sólo así podremos derribar discriminaciones masculinas demasiado tiempo arraigadas en nuestros modos de hacer y de pensar”.
No hay que perder de vista que la mujer se ha incorporado al mundo laboral asumiendo la penalización que el entorno hace de su maternidad potencial y futura. Esta situación es una injusticia no sólo para ella sino para toda la sociedad. La discriminación no es por tanto en función de género sino básicamente en función de la mal llamada “carga familiar”. Por ello se trata de generar grados en las estructuras sociales para que éstas se adapten a la familia y a sus necesidades en cada momento y no al revés.
En este nuevo camino que muchos ya denominan feminismo integrador, es necesaria la cooperación del varón en todos los ámbitos de la vida (familia, cultura empresa, sociedad) y una masa crítica suficiente de mujeres en puestos clave. Se apuntan dos ideas clave: la mujer está en el mundo laboral y no se va a ir de ahí y por otra parte tanto la familia como el mundo es de los dos, varón y mujer.

Para leer online «La ambición femenina. Cómo reconciliar trabajo y familia» click aqui.

 

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